martes, 3 de enero de 2012

2/1/2012
Querido tú:
Te escribo esta carta aún sabiendo que jamás llegarás a leerla. Cuando ponga el punto tras la última línea, la firmaré y dormirá junto a los miles de textos que llevan tu nombre escrito entre líneas.


Puede parecer absurdo escribir una carta que no vas a enviar, pero considero que en mi caso es distinto. Desde que nos besamos por primera vez, e incluso mucho antes,  vives dentro de mí. Eres remitente de miles de frases que jamás pronuncié. Remitente de un sentimiento que abarca mucho más que mi propia vida.


Podría pararme a escribir que es lo que siento cada vez que tus ojos se cruzan con los míos. Podría decirte que mi razón trató de ocultarme lo que sentía para no hacerme daño. Podría darte mil explicaciones de lo que siento realmente. Pero lo que jamás podría explicar es cómo me haces sentir cuando estoy a tu lado y cómo sobretodo jamás sería capaz de describir este sentimiento que día tras día me consume poco a poco.


Sé que todo esto puede parecer demasiado en poco tiempo. Sé que puede parecer una locura querer algo que no va a pertenecerme nunca. Pero tengo claro que todo esto no es más que una mala muestra de lo que siento por ti.


Puedo afirmar que, a pesar de no estar para ti presente en tu vida,  a pesar de no significar ni la mitad para ti siempre seré tuya aunque eso en un principio suene un tanto extremista. Y desde que empecé a escribir esto me he dado cuenta de que jamás podré hacer otra cosa que no sea amarte.
Siempre tuya,
Élahé

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