Y tras dos paquetes de pañuelos y otra tableta de chocolate
más sigo sin ser capaz de reaccionar ante todo. Mi razón está ahí, intentando
asimilar lo que ha visto, pero no es capaz de creer lo que sus ojos vieron
horas atrás. Mi rostro refleja todo lo vivido. Pálida como jamás antes me
habían conocido. Sin alma, sin ganas, sin nada. Rabia, impotencia, gritos
ahogados en un silencio tan suicida como este. Pasos dados en balde. Echar a
correr hasta que las piernas fallan. Sin saber cómo seguir adelante. Los cortes
en mis muñecas son los únicos que demuestran las malas formas de evadirme que
uso. Y se llega el día después y solo soy capaz de encerrarme en mi habitación
con la música a tope en los cascos y ahogarme con mis lágrimas. No puedo, juro
que no puedo seguir con esto. Y no soy capaz, pero me gustaría creer que esto
es solo una pesadilla que me deja destrozada; una pesadilla que no soy capaz de
creerme. Y solo espero que sepas que allí donde estés ahora te voy a echar de
menos. Que sea como sea, tú vas a seguir aquí a mi lado para darme todo lo que
no me dio nadie antes. Y que sea como sea te seguiré queriendo. “Me cuesta
asimilar que te fuiste sin despedidas después de media vida. Te echaré de
menos, abuelo. Te quiere, Élah; tu Élah.”
Y hoy justo hoy, un 19 de Julio hace dos años de todo esto,
de cada sensación y de la mala experiencia. Parece que fue ayer cuando me
despedía de ti por última vez; pero te sigo queriendo igual, allí dónde estés
espero que lo sepas…~
{AlmostÉlah.}
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